Rodrigo García lleva casi treinta años dándole a la manivela, desde «Acera derecha» en el 89 hasta su último estreno, «Daisy», hace unas semanas en Madrid. Entre medias, casi treinta años de luchas, consigo mismo, con un sistema, el teatral, endogámico y tendente al inmovilismo y con un teatro, el suyo, que ha ido, poco a poco, naciendo. Treinta años intentando sentar las bases que estableciesen la posibilidad de un espacio donde arte, ciudadano, política, cuerpo, reflexión, energía y libertad se encontrasen. Esa idea de escena, que muchos madrileños vimos ocurrir, nacer, vuelve.
Todo vuelve. En el año 1991, García subía su tercera obra, «Matando horas» en Pradillo pero con subvención dell exacto mismo sitio conde ahora llega «Arrojad mis cenizas sobre Mickey», entonces el Centro de Nuevas Tendencias Teatrales. donde compartía espacio, por ejemplo, con un incipiente Sergi Belbel y temporada con la mitad de un teatro independiente que había tomado las instituciones. Hoy, en cambio, lo hace en un ciclo dedicado a las escena experimental y como el primer director extranjero en Francia de un centro nacional: Humain trop Humain.
Último paso de García por el CDN con «Golgota Picnic».
Hoy todo ha cambiado, o no tanto. García abre este Ciclo con «Arrojad mis cenizas…» y «Accidens», ambas obras no vistas en Madrid. Obras que han recorrido todo el mundo y que ahora llegan a pesar de todo.
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