Conversación con los comisarios de El lugar sin límites 2016

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“La partida de cartas está planteada, todos sabemos a qué jugamos y apetece”, conversación con Carlos Marquerie y Emilio Tomé, comisarios de ELSL.

  •  Texto: Pablo Caruana
  • Fotos: Javier Marquerie Bueno

 

Llega la segunda edición de El lugar sin límites (ELSL), ciclo, festival o condumio escénico trabajado durante meses por muchas personas, equipo de producción, gente del CDN, el equipo de Pradillo… Un grupo encabezado por dos personas: Emilio Tomé, todo terreno de la escena, ya sea desde la teoría, la dirección o la actuación (quizá alguno lo visteis en su última pieza, “40 años de paz”, de Pablo Remón en los Teatros del Canal o en el Teatro del Barrio). Y Carlos Marquerie, fundador de Tartana, del Teatro Pradillo, director de la compañía Lucas Cranach, iluminador de escena de tantos, y seña y santo de innumerables proyectos desde los años 80 hasta la actualidad. Un verdadero corredor de fondo, imprescindible para la escena de los últimos treinta y cinco años.

 El festival llega raro, perdió una de sus patas comisariales, se fue Getsemani de San Marcos, directora del Teatro Pradillo,  a quien el barco de “lo público” reclamó (ahora ejerce como Directora General de Programas y Actividades Culturales en el Ayuntamiento de Manuela Carmena en Madrid). Y con esa salida también tuvo que cambiar la relación de este festival que nació como colaboración entre el Teatro Pradillo y el CDN.

 Pero el festival llega fuerte. Con más trabajos que el año pasado, con más estrenos, con artistas que el público madrileño quiere por fin conocer, como Ivo Dimchev; o reencontrar, como los mexicanos de Lagartijas o Sergi Faustino; con platos fuertes como Aitana Cordero o la vuelta de uno de los grandes que tenemos por allá exiliados, L’Alakran; y, con posibilidad de sorpresa en un programa compartido donde se estrenarán cuatro pequeñas obras con nombres más conocidos como Messiez y otros que lo van siendo como Ruffoni o Corral.

Desde la redacción del blog les animamos a estudiar un tanto el programa, además es un programa abarcable. Y por ser puñeteros les hacemos una recomendación desde la intuición, no lo hemos visto: no se pierdan el trabajo de esa pareja de hecho que son Nilo Gallego y Chus Dominguez.

Pero lo que hoy nos ocupa es charlar, charlar con Tomé y Marquerie y comprender cómo han hecho, qué han pensado, qué han podido, qué no han podido… Que nos introduzcan un poco en estas cuatro semanas que comienzan. Quedamos el día martes 13 en una terraza más madrileña imposible, con el Colegio del Pilar y del Loreto a nuestras faldas. Mientras hablamos truena, cae la de San Quintín, no nos enteramos y seguimos hablando. Cuando acabamos atardece con un cielo quieto.

Pregunta: Se dice que los proyectos necesitan tres años para consolidarse. Que los festivales, ciclos, certámenes etc. necesitan tres ediciones para poder ver ya frutos maduros. Y se suele decir que el segundo año es muy complicado. ¿Cómo está siendo este segundo año?

Carlos Marquerie: Siempre se dice que la segunda función después del estreno es la peor. Quizás es una pregunta para después de que acabe la edición…

Emilio Tomé: Algo de cierto hay, por ejemplo, el segundo disco es el jodido. El “Definitely Maybe” de Oasis estupendo, pero el “(Whats the story?) Morning Glory” pues… Quizá las cosas necesiten tres años para consolidarse, pero no porque uno vaya fácil y piano y en el tercero surjan los frutos. El segundo es complicado porque uno tiende a repetir lo que ha salido bien y no siempre es repetible y porque es difícil localizar, tener la distancia suficiente, de lo que ha salido mal. El año pasado el simple hecho de que hubiera este festival, de la grieta que suponía y el convencimiento de la pertinencia de que existiera ese espacio arrastró todo el ciclo. Además, comenzar con Rodrigo García, conseguir que estuviera Angélica Liddell, la propia Ribot… había algo como obvio que había que hacer. Estaba claro que había que dar cabida a un tipo de teatro y danza que no había tenido espacio en el CDN. Pero este año nos hemos visto con el deseo de incidir en algo que ya estaba el primero: El lugar sin límites sigue teniendo la vocación de invitar a la gente a ver todas las obras, de trazar un recorrido y de hacer, en definitiva, una especie de ciclo de autor donde haya una mirada, en el que se hace obra con obras.

Por ejemplo, Temporada Alta es maravilloso, hay de todo y cada uno puede elegir su recorrido. Aquí caben pocas cosas y en las que caben se trata de trazar e hilar. De ahí que aparezcan dos conceptos, la casa y el relato, que tratan de atar o por lo menos ponernos unas gafas desde donde mirar.

P: ¿El año pasado no había esta mirada?

ET: Bueno, estaba el tema de dramaturgias en movimiento. Pero creo que era más una reivindicación general de recuperar la palabra dramaturgia…

CM: O de ampliar el uso que de dramaturgia se hace en España.

P: ¿Qué más aspectos son relevantes en esta segunda edición?

ET: Algo importante es que el número de obras que se presenta ha crecido sustancialmente.  El CDN nos plantea mostrar en su sede tres obras en tres semanas pero finalmente hay nueve en el CDN, más dos en el Teatro Pradillo más una en el CA2M.

CM: Otro aspecto que hemos querido potenciar son los estrenos, el año pasado ya se ayudó a producir una nueva pieza a El Conde de Torrefiel. Este año hay cuatro obras de mediano formato que son estrenos dentro del programa “Contar para / sobre vivir I” y  una obra, la de Aitana Cordero, a las que se ayuda en la producción.

ET: Y otro estreno es el de L’Alakran que no estamos “produciendo” pero en el que estamos, digamos, haciendo un hospedaje técnico.

(El festival tiene un presupuesto de 65.000 euros destinados a cachés y producción)

P: Bueno, y ¿podéis explicar un poco más cuál es esa mirada?

ET: Teníamos la idea, en un principio, de trabajar sobre la multiplicidad de relatos. Nos parecía que el concepto de relato era otro territorio que estaba abandonado, igual por necesidad igual por decisión, por gran parte de la escena experimental. El relato, y la ficción si ampliamos, era un territorio más presente en el teatro narrativo en el que aparece el drama, en el que se cuentan historias. De nuevo veíamos que ahí había un territorio en el que podíamos trabajar para ampliar lo que se entiende por relato en escénicas. A lo mejor un relato puede ser una sonorización de los sonidos de tu cuerpo convertida en un concierto experimental. Y aunque incluso no lo haya llamado así el propio artista nos interesaba poder señalarlo y decir: eso es un relato. Pero qué pasa, que a priori estaba esta idea pero la mirada se fue conformando cuando comenzamos a ver trabajos y a hablar con artistas. Ahí, surgió el tema de la casa de manera preeminente. La idea de trabajar sobre la casa parte no de un a priori sino de una escucha.

CM: Cuando llamamos a Aitana le proponemos un espacio para trabajar y ella nos propone un proyecto: destruir un teatro para construir una casa. Y al mismo tiempo, L’Alakran estaba trabajando sobre una pieza que comenzó llamándose  “Todo lo malo empieza cuando sales de tu casa”, pieza en la que en un principio había tres personas que iban a jugar con el dentro y fuera de la casa. Ahora todo ha cambiado, no tiene ni ese mismo título, pero sigue habiendo en los textos esa idea de Pascal de que todos los males del hombre comienzan por no saber estar solo en su habitación.

ET: Ahí, decidimos hacer chocar esas dos ideas. La casa desde el comienzo fue un sitio donde guarecerse, donde juntarse y por lo tanto contarse, la casa se va mostrando como ese espacio de sociabilidad que propicia el relato. Y esa relación cuando la ponemos sobre el papel empieza a resonar en las obras programadas… En ese momento, por ejemplo, comenzamos a hablar con Edurne Rubio que casualmente está trabajando en un relato casi documental que habla de las cuevas, de esa primera casa que tuvo el hombre. Y afortunadamente se suma. Y nosotros mismos nos contaminamos de esa mirada y vamos viendo cosas que al principio no te habías planteado en las obras que ya estaban programadas. Por ejemplo, ahora no puedo dejar de ver la obra de Ivo Dimchev como una proyección mental de su psique construyendo un espacio, un espacio que es una pequeña casita, un pequeño cuarto que habita.

CM: Resumiendo las ideas con las que hemos trabajado, están el apoyo a los artistas más jóvenes, seguir recuperando artistas que se han ido de aquí (como L’Alakran, la propia Edurne o Aitana), el apostar por estrenos, el apoyo decidido a la ayuda a la producción, insistiendo además que el Valle Inclán, como centro dramático nacional de creación, fuera el sitio donde se mostraran las producciones. Incluso aquellas de los más jóvenes como en el programa de “Contar para / sobre vivir 1”.

ET: Decimos producciones aunque este apoyo sea pequeño para lo que puede suponer una producción. Lo que pasa es que en el contexto de la escena experimental se convierten, como en el caso de El Conde de Torrefiel y Aitana, en la producción real de la obra aunque sea un dinero supuestamente de exhibición.

Tanto con El Conde como con Aitana se ha intentado apoyar a unos artistas que están en un momento en el que vemos claro que tener un impulso de visibilidad, de producción y de empuje les va a disparar. En el caso de Aitana vimos muy claro que estaba en un momento caliente. En los últimos años hemos podido ver sus últimos trabajos aquí porque remonta todo lo que estrenó en Holanda, remonta los besos, remonta el dúo, remonta el solo… Y nos damos cuenta que en estos remontajes estaba realmente haciendo obras súper potentes y que a la vez llevaba cuatro años sin producir. Vimos claro que era el momento de proponerle hacer obra nueva.

CM: Además, siguiendo el deseo de ella de ir volviendo a España. Al igual que Edurne, que lleva en Bruselas trabajando años. Se trata también de buscar maneras de saber recuperar esa diáspora continua de gente que se tiene que ir a trabajar fuera.

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ET: Hay otra idea este año que fue en cierto sentido saltarnos una norma que nos habíamos autoimpuesto. El primer año quisimos que fueran todos trabajos nacionales, exceptuando Federico León. Y este año, nos parecía de cajón que si estábamos trabajando sobre lo documental y lo político que estuviera la compañía mexicana Lagartijas tiradas al sol, y nos traemos “Veracruz, nos estamos deforestando o cómo extrañar Xalapa”, una pieza donde habla de su casa, Veracruz, de la situación política que se vive allá y como ese lugar ya no es una casa que habitar sino una casa que recordar. Y también la inclusión de Ivo Dimchev, que cumple el deseo de traer alguien de fuera que creemos que tenemos que ver y que nunca se había visto en Madrid.

P: Parece también relevante que habéis cambiado la disposición de la sala grande del Valle Inclán. ¿Por qué? ¿Cómo ha quedado?

CM: Hemos continuado la grada del final del espacio unos metros y a partir de ahí comienza el espacio escénico. Es decir parte de la platea ahora es espacio escénico. Se reduce un poco el aforo y aparece un fondo de más de veinte metros.

Me parece que el teatro en su construcción tradicional de elevado y en distancia se puede utilizar, ahora, yo creo que el espacio natural para las propuestas que hacemos es un espacio donde tengas otro tipo de acceso de relación con la escena. La obra de Rodrigo del año pasado se puede ver perfectamente con el escenario elevado, pero a mí me gusta verla en una situación que siempre me pareció más democrática, es decir, el acceso desde la grada está igualado mucho más entre la primera fila y la última. El año pasado se habló y no pudo ser, este año se ha conseguido. Lo he estado viendo hoy y la percepción es magnífica.

ET: Se puede parecer a una sala alternativa, pero eso si miras desde el escenario a la grada, porque si miras el espacio es brutal, tiene un fondo maravilloso que va a condicionar y creo que potenciar los trabajos.

CM: Lo he visto esta tarde y es mucho más grato de lo que imaginaba porque no es un espacio descomunal, tiene unas proporciones perfectamente relacionables con lo que es la grada. Sobre todo como los arlequines se meten para dentro uno no tiene la sensación de tener una corbata grandísima. Tienes un escenario, amplio, grande. La proporción es muy buena, Estoy muy contento.

 

INSTITUCIONES E INDEPENDENCIAS

P: En esta edición ha habido un intento de ampliación de espacios que al final parece que no ha podido ser. ¿Qué Madrid os habéis encontrado?

CM: Siempre pensamos que ELSL debía estar apoyado en tres puntos. Por eso el año pasado propusimos CDN, Pradillo y Reina Sofía. Este año, el Reina Sofía no podía ser y decidimos buscar esa tercera pata… y no la hemos conseguido. Hemos encontrado muy buena disposición pero luego por diferentes motivos no ha podido ser.

ET: Fuimos a hablar con los espacios que nos parecían que tenían una más lógica vinculación al tipo de propuestas que estábamos manejando. Es decir, Matadero y La Casa Encendida….

P: Pero me refería más a qué ciudad os habéis encontrado. A parte de vicisitudes, teníais entre manos un proyecto poderoso albergado por el Centro Dramático Nacional y desde ahí os movíais…

ET: Nos hemos encontrado una ciudad, a nivel Ayuntamiento, a la espera. No diría colapsada, sino a la espera con toda la inoperancia que tiene estar a la espera ya que no puedes tomar decisiones. Y el resto de Madrid mantengo que la disposición ha sido buena y que no se ha podido encajar por fechas y presupuestos…Al decir presupuesto me refiero que las condiciones que se planteaban para albergar los trabajos (a taquilla, etc.) no nos parecían que correspondieran a un ciclo como este. La concreción este año ha sido imposible pero los diálogos están abiertos y creemos que en un futuro la colaboración es más que posible.

P: Me permito repreguntar a Marquerie, que lleva trabajando en esta ciudad con proyectos desde finales de los setenta… ¿Qué ciudad os habéis encontrado?

CM: Más que de la ciudad hablaría de las administraciones. El Ayuntamiento en concreto, lo que he percibido es un peso tremendo de tantos años de una burocratización que no le permite ejecutar. La diferencia con el año 81, 82 en el que trabajé mucho en el Ayuntamiento es bestial. Era donde te tomabas las cañas, era un sitio de encuentro de mucha gente, donde se dialogaba, se hacían proyectos y se buscaba cómo hacerlos. Ahora, cada vez más, se ha ido armando un armazón en el que las decisiones de las personas son muy complicadas. Todo el peso burocrático es algo insoportable. Pero la reacción que hubo en Matadero, de la gente de Matadero, fue muy buena. Esto quizá pueda reflejar lo que es Madrid, la distancia del aparato, por su propia constitución, con la sociedad.

ET: En un momento del año ELSL contaba con cinco piezas más que según lo que nos decía la gente que trabajaba en esos espacios veían posible. Y al final pues no lo ha sido.

CM: Era maravilloso lo que podía haber sido esta año ELSL, estuvo a punto de serlo pero no pudo ser. Ahora, está muy bien pero pudo ser otra cosa,,, esa tercera pata…

ET: Bueno, está el CA2M con una performance de L’Alakran, que creo que es un centro, incluso con la partida de Pablo Martinez, que a nivel de sensibilidad es perfecto.

P: El Festival nace como una colaboración de un teatro independiente de Madrid, Pradillo, con el Centro Dramático Nacional. Algo del todo inusual para el CDN y para este país. Creo que el año pasado esto sorprendió e ilusionó: la colaboración entre la independencia y el gran buque insignia del teatro institucional. Este año me gustaría que explicaseis si esto ha cambiado y en qué sentido.

CM: Ha cambiado. De los tres que comisariábamos el año pasado dos éramos de la dirección del Teatro Pradillo, Getsemani de San Marcos y yo; y este año de los dos que estamos ninguno es Pradillo, yo dejé Pradillo en septiembre y Getsemaní está trabajando ahora en el Ayuntamiento y ya no está en ELSL. La relación de Pradillo sigue existiendo pero deja de ser coorganizador y pasa a ser colaborador estrecho.

ET: ¿Y en que se traduce esa colaboración? En que la programación de Pradillo está dialogada, consensuada y decidida con los directores actuales de Pradillo  y la programación del CDN lo está con la dirección del CDN, todo desde la estructura de comisariado que somos Carlos y yo. Esta disposición que es la real y la honesta viene dada por unas circunstancias no elegidas. Hasta marzo de este año una de las personas que estaba dirigiendo este ciclo era la directora del Teatro Pradillo. De manera literal, la directora del Teatro Pradillo estaba decidiendo una programación en el CDN y en Pradillo. Como Getsemani se va decidimos que el Teatro Pradillo tiene que estar vinculado a este ciclo y que esa relación entre independencia e institución tiene que mantenerse como un eje fundamental del proyecto. Pero no hay tiempo para incluir a la nueva dirección de Pradillo a decidir una programación en el CDN porque esa programación ya está decidida casi al completo. Las obras de Pradillo las ha elegido Pradillo con nosotros, de hecho hemos tenido conversaciones con ellos en las que las dos obras que hay en Pradillo no eran la única opción, yo recuerdo nueve propuestas diferentes. Ellos y nosotros decidimos que esta era la programación, acoger L’Alakran y aprovechar poder traer a Lagartijas tiradas al sol es la opción que decidimos juntos. Esto es lo más real que podemos decir. Ahora, de aquí para delante, habrá que ver.

CM: Yo creo que los equipos de comisariado se construyen por decisiones pero también porque cuajan, por complicidades, por sintonías. El actual equipo de Pradillo quizá podría pero quizá no podría encajar.

ET: Seguramente sí. Además lo que teníamos  pensado para Pradillo no es lo que está, fueron ellos los que quisieron apostar por L’Alakran y nos parece estupendo. Quiero decir que ha sido un diálogo, pero solamente para lo que había en Pradillo. Les hemos contado todo el ciclo para que todos entendiésemos todo. Y luego aparece una cuestión más burocrática que es que el año pasado el Teatro Pradillo firmó un contrato por el que facturaba la actividad de ELSL y gestiona ese dinero desde Pradillo. Este año Pradillo como estructura, ante el cambio de dirección, decide no asumir ese trabajo con lo cual la producción del ciclo de lo que sucede en el CDN corresponde enteramente al CDN. Y eso provoca cambios de nomenclatura. Si el año pasado era una colaboración del CDN y Teatro Pradillo, este año es un ciclo organizado por el CDN con la colaboración del Teatro Pradillo y el apoyo del CA2M, y la diferencia entre colaboración y apoyo es relevante.

P: Estamos al principio, Aitana acaba de comenzar a ensayar en el CDN, la semana que viene estrena Ivo Dimchev… Está todo por comenzar. Quizá no es el momento ahora de esta pregunta, pero permitirme preguntar: ¿habrá tercera edición?

CM: Yo creo que sí.

ET: Esa es nuestra idea. Hay una cuestión de nuevo incierta que puede afectar mucho y es que el contrato del director del CDN, Ernesto Caballero, acaba en diciembre y nadie sabe si va a continuar. Si continua en principio hablaremos cuando acabe el ciclo con la idea de pensar la próxima edición para la temporada que viene. Si no sigue habrá que hablar con el nuevo director pero ya nos plantaremos en enero, febrero… Si hay voluntad por parte de la nueva dirección nosotros aceptaremos apretarnos y armar en un menor tiempo una nueva edición. Además el ciclo se ha hecho con año y medio mediante entre las dos ediciones y a nosotros no nos parece mal ese tiempo. Veremos.

Pero déjame acabar diciendo que estamos súper ilusionados con esta edición. El año pasado pudiera parecer que en el programa había gente más legitimada (García, León, Ribot…); y este año hay muchos estrenos, mucha incertidumbre, hay más riesgo y eso nos pone, a mí me pone más. Creo que es una edición que en vez de agarrar y ser más conservadora ha decidido hacer algo que siempre decimos pero que para mí es real: cuando pensamos  un ciclo que se llama ELSL y que trata de dar cabida a propuestas que están moviendo los límites de lo posible, ese discurso debe volver, rebotar, en el comisariado. No puede ser que arriesguen los artista y tú no. E intuyo que esta edición va a ser incluso más radicalizada en lo que pretende ser este ciclo.

Y una cosa que me parece bonita de pensar es que el año pasado había un público cercano y otro menos que se encontraron con unas propuestas bastante extremas. Pues bien, tanto uno como otro ya saben de qué va esto. Eso podrá jugar a favor o en contra, que venga más gente, que venga menos… Pero lo que sí juega a favor es que el púbico que venga ya sabe de qué va esto y va a demandar que les desafiemos, que las obras les desafíen. La partida de cartas está planteada, todos sabemos a qué jugamos y apetece.

P: Podéis apuntar alguno de los desafíos de este año…

ET: Lo primero que veo es un crescendo. Abrimos con un buen puñetazo, con Ivo Dimchev, en la sala pequeña del Valle Inclán, la segunda semana hay dos obras, que son Luisa de Lagartijas y Aitana, creo que va a ser un tándem muy curioso. Una proliferación de la palabra como arma poética en el caso de Luisa, y una obra larga con ausencia total de palabra en el caso de Aitana. Y la siguiente semana hay seis obras. El que se sume al carro… Y acabamos con L’Alakran.

CM: A mí el programa con cuatro piezas a mi me ilusiona. Me gusta el movimiento de entrar, ver una cosa, salir, entrar, ver otra. A mí ese movimiento me gusta mucho.

ET: Ya el año pasado nos gustó mucho el programa doble sobre la palabra en el que estaban María Salgado y La Ribot. Evidencia aún más el gesto por parte del comisariado del que hablaba de hacer chochar las obras.

CM: Y va cogiendo muy buena pinta ese día con las cuatro obras…

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